Honorable Hillary Clinton Secretaria de Estado Departamento de Estado de los Estados Unidos 2201 C Street NW Washington, DC 20520
¿De qué peca Cuba para alentar al Terrorismo?
Somos un grupo de cubanos que por disímiles razones vivimos en uno de los países más pobre de África, Burkina Faso. Aquí intercambiamos sobre diferentes temas de nuestra realidad y del mundo con familiares, amigos o colegas. A ellos les ha llamado la atención que el Departamento de Estado norteamericano haya incluido a Cuba en su reducida lista de países que apoyan el terrorismo. Para ellos, TERRORISMO se asocia con actos criminales que conducen a pérdidas materiales y humanas, y que casi siempre con un fin político lleva adelante una organización, apoyada o no por un Estado. Les cuesta trabajo entender qué razones tiene Estados Unidos para tal decisión. Nosotros no las entendemos y simplemente no lo aceptamos. Trataremos de exponer nuestras razones basándonos en los argumentos que esgrime la propia diplomacia estadounidense.
Vuestro gobierno, y especialmente su institución, establece anualmente una lista de organizaciones a nivel mundial y países que apoyan el terrorismo. Salta a la vista la presencia de nuestra Cuba, en la segunda de las listas. Este ejercicio ha venido repitiéndose desde que la Administración de Ronald Reagan incluyera a Cuba en 1982. Dicha administración fue conocida por su obstinada determinación de vencer en la Guerra Fría, y no dejar rastro de cualquier tipo de elemento discordante en el “Hemisferio Occidental”.
Cuando en mayo de 2005, Mark P. Sullivan, funcionario del Departamento de Estado –imaginamos que le asignaron la tarea- elaboró un informe analítico1 sobre la inclusión de Cuba entre los países que apoyan el terrorismo, dicho especialista gubernamental reconoció que las razones de la introducción de Cuba en la lista nunca fueron justificadas por la Administración Reagan, teniendo que investigar informes de las siguientes administraciones para establecer una racionalidad en la decisión tomada en marzo de 1982. En aquel momento solo se estableció que Cuba… “ha sido considerada por el Secretario de Estado como un país que repetidamente ha brindado apoyo para la realización de actos de terrorismo internacional”2.
1 Sullivan, Mark. P. Cuba and the State Sponsors of Terrorism List, 2005. www.fas.org/sgp/crs/terror/RL32251.pdf
No debemos olvidar que en aquellos momentos el enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba, dado el carácter extremadamente agresivo de la política exterior norteamericana, estaba en uno de sus puntos más altos. La posibilidad de un conflicto armado fue inminente. Ambas partes utilizaron distintos mecanismos para disuadir o incluso eliminar al contrario (tal como abogó la doctrina Reagan sobre América Central y el Caribe). Eran los años en que se organizaban actos terroristas contra Cuba (planes de asesinato de sus dirigentes; voladura en pleno vuelo de aviones comerciales, como el del vuelo de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976, o la preparación de planes militares de invasión directa contra Cuba).
Sin embargo, cuando a principios de los noventa la situación internacional sufrió importantes cambios, no existían razones para continuar sustentando una visión tan extrema de enfrentamiento. Cuba había retirado sus tropas de África, tras los acuerdos de Nueva York de 1990; los diferentes focos de insurrección en América Latina, por una razón u otra, habían variado su intensidad y naturaleza, y el propio gobierno cubano había reconocido a principios de la década de los noventa que había dejado de apoyar a grupos insurgentes. Pero el contexto era ideal para eliminar a la Revolución Cubana.
Desde un principio, y mucho más desde la década de los noventa, justificar la inclusión de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo se ha convertido en un ejercicio falto de un basamento sólido, y más bien ha parecido un arrastre de viejas historias de la época de la Guerra Fría y sus conflictos, como gustaba llamar el Presidente Reagan, de “baja intensidad”. Las acusaciones se basan en que Cuba brinda amparo a “terroristas” de ETA, de las FARC y del ELN en Colombia, y para agregarle un toque de política nacional, a supuestos terroristas norteamericanos o puertorriqueños que en la década de los sesenta y setenta escaparon hacia Cuba, secuestrando algunos de ellos aeronaves.
El último informe del Departamento de Estado al cual tuvimos acceso –mayo 2010- intentó justificar la inclusión de cuatro países en su lista. Cuando lo compartimos con colegas burkinabeses y de otros países expresaron su asombro y decepción con incluir a Cuba en dicha lista basándose en argumentos tan pobres e incluso contradictorios. Para estos amigos algo contundente sería que contando con pruebas irrefutables, Cuba estuviese apoyando directamente el terrorismo. El informe de referencia expresa al respecto… “no hay evidencias de apoyo financiero directo de Cuba a grupos terroristas durante el 2009”3.
Por otra parte, la referencia a la presencia de “terroristas” de distintas nacionalidades en Cuba está en correspondencia con acuerdos bilaterales con los países de procedencia de tales personas. Así se reconoce en el informe del Departamento de Estado, y citamos “… algunas de estas personas llegaron a Cuba en conexión con las negociaciones de paz con los gobiernos de Colombia y España”4. Los argumentos son disminuidos por el propio informe. Además, Cuba ha firmado todas las convenciones internacionales contra el terrorismo y ha demostrado ser consecuente con sus compromisos.
En cambio, penden importantes asuntos relacionados con el terrorismo y las relaciones entre Cuba y EE.UU. sobre los cuales el sistema político norteamericano debiera explicar. Sin entrar en detalles sobre las estadísticas sobre actos terroristas que contra Cuba se han preparado en territorio norteamericano, y la implicación de distintas administraciones en los
3 State Department. Country Reports Terrorism 2009. Chapter 3: State Sponsors of Terrorism. At www.state.gov/s/ct/rls/crt/2009/140889.htm
mismos, vuestro territorio ha dado cobijo, y da, a connotados terroristas cubanos. Tal es el caso de Luis Posada Carriles, quien acaba de ser declarado inocente, de once cargos en un proceso judicial manipulado en Texas. Dichos cargos fueron presentados por un equipo de fiscales del gobierno estadounidense. Un equipo similar sí logró extensas condenas para cinco cubanos que durante varios meses trabajaron en suelo norteamericano para hacer frente a esos grupos de terroristas que, como Posada Carriles, atentaban contra Cuba. Pero Cuba no tiene una lista para incluir a EE.UU., aunque sí la historia.
Y al final de este debate con estas personas que no conocen pormenorizadamente la historia de esta irracional política nos preguntan que implicaría para Cuba, desde el punto de vista de limitaciones y medidas del gobierno de Estados Unidos, estar en esta lista. Para nosotros ha sido una pregunta interesante, y nuestra respuesta ha sido sencilla. La principal consecuencia es la inmoralidad y la falta de basamentos políticos y legales para tal inclusión porque las consecuencias reales las estamos sufriendo desde hace más de cincuenta años cuando Washington arreció su política contra Cuba y decidió imponer un bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla. Las medidas que impone el gobierno de Estados Unidos por estar en la lista de países que apoyan el terrorismo coinciden en muchos casos con las que impone a nuestro país con sucesivas leyes para reforzar el bloqueo.
Sin embargo, por qué mantener a Cuba de manera irracional en esta lista. La respuesta es parte de la propia incongruencia de la manera que la Casa Blanca y un connotado grupo de legisladores estadounidenses conciben su política hacia Cuba. Nuestro país aparece en cualquier lista negra que confeccione el Departamento de Estado. Se trata de algo imprescindible para poder justificar la continuidad de su desmedida posición sobre los asuntos cubanos. Muchos lo atribuyen a que son cautivos de los ir y venir del voto cubano en EE.UU; otros a que no le perdonen a los cubanos haber establecido un modelo diferente tan cerca de sus costas y en contra de sus intereses; otros simplemente, a la inercia de la Guerra Fría, algo absurdo pensando en el cacareado pragmatismo de la política exterior estadounidense.
En definitiva, ni exportamos el TERRORISMO, ni somos cómplices de organizaciones que asesinan, destruyen y no tienen una doctrina política sensata y realista. De lo que sí somos cómplices, es de exponer el estado de cosa cómo son y de criticar, sin ser los únicos, incluyendo a organizaciones y personalidades en los propios Estados Unidos, la política estadounidense de enfrentamiento al terrorismo. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, se invadió Afganistán e Iraq matando a inocentes, torturando, y entre otras medidas, se creó un centro de reclusión en Guantánamo, territorio usurpado a nuestra soberanía hace más de 110 años. Por exponer nuestras razones y disentir de la manera en que se ha invadido Afganistán o Irak, nos incluyen también en la lista.
Lo que sí es evidente para aquellos que cohabitan aquí en Burkina Faso es que Cuba no envía armas o comandos para eliminar personas o grupos armados, sino médicos y técnicos de la salud, maestros, constructores, entrenadores y otros profesionales a países donde esa necesidad es imperiosa. La visión es distinta. Seguramente los jóvenes norteamericanos de Harlem que estudian gratuitamente medicina en Cuba (algo que dudamos logren hacer en Estados Unidos considerando las “oportunidades” de vuestro sistema), estarán de acuerdo con nosotros en que es ridículo, injusto e insensato que sea incluida Cuba en la tan mencionada lista. Por favor, reflexionen y sean más consecuentes con sus políticas y palabras, dejando de percibir el mundo a las anchas de sus intereses.
Ojalá sus hijos y nuestros hijos pudieran conocerse, sin que medien condiciones ni restricciones para ello. Con listas como ésta, con el bloqueo económico, comercial y financiero tan decadente y desprestigiado mundialmente, y con la falta de iniciativas para cambiar las cosas entre cubanos y norteamericanos, no parece que esta lejanía, a pesar de lo tan cercano de nuestras costas y culturas, pueda variar. Sacarnos de este selecto y reducido grupo de países, que apoyan el terrorismo, tal como hicieron con Libia y Corea del Norte, será su decisión y un paso importante. Hacerlo pudiera abrir las puertas para terminar con más de cincuenta años de incomprensiones, conflictos, agresiones e incomunicación.
Colectivo de Cubanos Residentes en Burkina Faso
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