JOEL FELIU I SAMUEL-LAJEUNESSE LUZ MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Para contestar de qué forma los conocimientos de nuestra disciplina hanmodificado las posibilidades de la acción humana, tendríamos que ubicar-nos en un punto de vista que considere que puede haber algún cono-cimiento, algún acto, alguna práctica que no afecte las posibilidades deacción de las personas. Pero si algún conocimiento seguro ha podidoaportar la psicología social, en estos últimos tiempos de dudas e incer-tidumbres, es que al ser humano le es imposible no cambiar y le esimposible no ‘afectar’ o ‘afectarse’ por todo aquello que ocurre o que haceque ocurra a su alrededor. En efecto, un concepto, una idea, unmovimiento, un acto, una organización, una tecnología, una política, unatransacción económica, una teoría, cualquiera de estas cosas transformaen mayor o menor medida las posibilidades de acción de las personas.
Y justamente la disciplina que se ocupa de la influencia que los humanos
ejercen los unos sobre los otros, tiene muy claro que el cambio es constante,que continuamente estamos produciendo cambios, actuando cambios oproyectando cambios; continuamente estamos generando efectos ysiendo ‘afectados’ por esos efectos, aunque nada nos garantiza cuál serála dirección de dichos cambios y/o los efectos de dichas acciones. Es así quela gente dedica gran parte de su tiempo a dos esfuerzos contrapuestos:uno dirigido a cambiar la sociedad y el otro dirigido a que nada cambie. Pero que nada cambie requiere, asimismo, de muchas y múltiples modifi-caciones; hay que hacer muchos cambios para que todo siga igual.
Así que la psicología social también ha querido producir cambios, uno
de ellos el de producir conocimiento sobre cómo son las cosas verdadera-mente, con la esperanza de que la explicación del cómo son, nos indiquecómo deberían ser y nos marquen un camino, una dirección a seguir hacia
Departament de Psicologia Social, Universitat Autònoma de Barcelona, España. Adriana.Gil@uab.cat / Joel.Feliu@uab.cat / LuzMaria.Martinez@uab.catÚltima colaboración en Ludus Vitalis: A. Gil, “El dolor social”, vol. XIII, num. 24, 2005, pp. 211-222.
Ludus Vitalis, vol. XV, num. 27, 2007, pp. 199-204.
200 / LUDUS VITALIS / vol. XV / num. 27 / 2007
una existencia plena y con sentido. Pero el conocimiento no siempre tienelas consecuencias esperadas; sus efectos dependen de la interpretaciónque las personas hagan de él. Efectivamente, puede transformar las posi-bilidades de acción de las personas el apelar a características raciales para“explicar” la organización social de un grupo, aunque sean posibilidadesde acción discriminatorias, pero también esta misma apelación ha conlle-vado eliminar el propio concepto de raza del campo de la produccióncientífica. Así pues, las posibilidades que abre o cierra la difusión de uncierto conocimiento dependen de las múltiples lecturas y discusiones queprovoca, de los debates que genera y de las apropiaciones que suscita. Perolo que es seguro es que tienen algún efecto, en general imprevisible.
Otra de las seguridades que nos aporta la psicología social contem-
poránea, es que ningún conocimiento social será nunca definitivo, porquegenera transformaciones que lo invalidan constantemente. Kenneth Ger-gen propuso, en 1973 1, el concepto de enlightenment para explicar estaparadoja. La propia difusión del conocimiento social modifica las accionesde las personas. Por poner dos ejemplos muy diferentes entre sí, la genteno justifica sus actos de la misma manera desde que “sabe” que tieneinconsciente, o bien no compra los productos de determinados estantesde su supermercado porque “sabe” de las estrategias de marketing quesupuestamente predicen su conducta. Así tenemos la certeza que ningúnconocimiento es definitivo y al mismo tiempo que todo conocimientoprovoca modificaciones en las acciones humanas; es decir, que la psi-cología social piensa tanto en cómo transformar las posibilidades de laacción humana, que incluso le ha tocado reflexionar sobre el efecto deilustración que generan sus conocimientos en la sociedad.
Por lo dicho hasta ahora, pareciera que la pregunta formulada en este
foro describe el objetivo fundacional de nuestra disciplina. Su razón deexistir es justamente esa: modificar las posibilidades de la acción humanae incluso mejorar su calidad de vida 2; así que reconocer que los cono-cimientos aportados por la psicología social no han cambiado nada seríaadmitir un terrible fracaso. Por supuesto, entendemos que ante unapregunta de tan gran calado, uno sienta la tentación de responder con unimproperio, algo así como: “¡por supuesto que nada ha cambiado!”. Lahumanidad sigue enfrentada a los problemas de siempre: hambre, enfer-medad, guerra, marginación. y esto a pesar de los ingentes esfuerzos, apesar de las horas, días, semanas, vidas, dedicadas a intentar comprenderel cómo y el porqué de todos los males, desde muchas disciplinas, ytambién desde la psicología social. Pero si nuestra disciplina no creyeraque puede y debe modificar las posibilidades de la acción humana, sesentiría completamente inútil o simplemente habría dejado de existir hacetiempo por indefinición y por falta de practicantes, porque entre sus filasse cuenta con muchos que quieren conocer para transformar.
GIL-JUÁREZ, ET AL. / HAGO, LUEGO EXISTO / 201
La psicología social se configuró desde sus inicios como una disciplina
nacida para la intervención y para la aplicabilidad; podríamos decir, juntocon Collier, Minton y Reynolds 3, que se trata de la ciencia de los reformis-tas, en el sentido norteamericano, es decir, preocupada por llevar a caboreformas sociales para que el sistema sea lo más justo posible. Por supuesto,para poder intervenir mejor, debía explicar primero cómo funcionan laspersonas, en plural, cuando se juntan unas con otras (es decir, todo el rato),y por supuesto, esto sucedió en un ataque de optimismo ilustrado, en unmomento de confianza ciega en las posibilidades de la racionalidad bienentendida, es decir, en forma de conocimiento científico. Pero hay quereconocer que en el caso de la psicología social nunca se trató de puracuriosidad, ni de conocer por conocer, nunca se trató de encontrar lasrespuestas a las grandes preguntas de siempre.
La psicología social no ha tratado nunca de saber quiénes somos, ni de
dónde venimos ni a dónde vamos, sino que ha tratado “simplemente” dehallar la manera de vivir mejor. Algo así como encontrar el cielo en la tierra,en una especie de utopía progresista. Así pues, la psicología social naciópara actuar, para intervenir en la vida social y en los porvenires particu-lares de las personas. Nació para dar soluciones concretas a problemasconcretos. Para muestra, basta con los ejemplos paradigmáticos en nuestrohaber, como la Escuela de Chicago, que estudió los problemas socialesrelacionados con la vida urbana de esa ciudad (migración, industriali-zación, urbanización). O la psicología comunitaria 4, que por definiciónbusca la mejor solución a los problemas de una comunidad e, incluso más,según Rappaport 5, busca justamente la creación de nuevas posibilidadespara la acción humana y no sólo suprimir las deficiencias de los individuosde una comunidad. O la psicología de la liberación, que está com-prometida directamente con los grupos oprimidos y con los proyectosalternativos de sociedad en América Latina 6.
Tanto así, que nunca se acabaron de desarrollar grandes marcos teóri-
cos, y la mayor parte del tiempo se formularon teorías de corto alcance quesólo tenían la finalidad de dar respuesta a problemas inminentes 7. Porsupuesto, cada vez siguiendo las variadas preocupaciones de los psicólo-gos sociales del momento: cómo controlar las masas irracionales, cómohacer que los trabajadores produjeran más, cómo saber cuáles eran losproblemas psicológicos en un contexto de posguerra, cómo identificar aun verdadero líder, cómo subir la moral en situaciones de desastre ycatástrofes naturales, cómo luchar contra el racismo, cómo convivir congente diversa. Y la disciplina ha acabado produciendo un listado infinitode “aplicaciones”: psicología de los grupos, psicología social del lenguaje,psicología de las organizaciones, psicología del ocio y el tiempo libre, psi-cología del trabajo, psicología del desempleo, psicología social de la salud,psicología comunitaria, psicología ambiental, psicología social de la edu-
202 / LUDUS VITALIS / vol. XV / num. 27 / 2007
cación, psicología judicial, psicología política, psicología social de la comu-nicación, psicología social del ocio y del tiempo libre, psicología social delturismo, psicología social aplicada al marketing, psicología del tráfico,psicología de las emergencias, psicología social del consumidor, psicologíadel arte, psicología social de la ciencia y la tecnología 8. como se ve, cadauna con nombre propio, algo así como una garantía de un saber confiablesobre cada uno de estos temas y más.
La psicología social no ha sido nunca una disciplina unitaria ni ho-
mogénea y, consecuentemente, hay diferentes versiones de su origen y desu cómo y su porqué 9, pero incluso teniendo en cuenta sus tensiones ysus contrapoderes, en lo que las diferentes versiones coinciden es en suorientación hacia la intervención, ya sea porque se busca responder a lasdemandas sociales o ya sea porque se busca recuperar la agencia humana. Ciertamente, intervenir ha sido el hilo conductor de la psicología social,de hecho su crecimiento, expansión y florecimiento, se debieron a la granposibilidad de aplicación que permitió el contexto de la Segunda GuerraMundial. Allí le vio la cara el mundo realmente, con todo y estar creada‘oficialmente’ cincuenta años antes —o muchos antes, según otras versio-nes no tan oficiales— las aplicaciones inmediatas a problemas bien con-cretos fueron su oportunidad, su leit motiv. Incluso en las ocasiones en quese ha perdido y ha olvidado su objetivo, como en el caso de la ‘crisis’ delos setenta 10, siempre se la ha hecho retornar al redil con el argumento deque estaba dejando de ser útil para la acción humana. Relevancia social,ética a la hora de investigar a los ‘sujetos’ y aplicabilidad, fueron losreclamos más importantes a esta disciplina, a la que se acusó por unmomento de parecer estar más entretenida con divertimentos experimen-tales, sofisticaciones metodológicas y artefactos varios, que cerca de losproblemas que aquejaban a la sociedad. De hecho, uno de sus principalesexponentes, Kurt Lewin, propuso la Investigación-Acción 11, para recalcarque resolviendo problemas sociales concretos se hacía avanzar la teoríapsicosocial. Pero sus propuestas radicalizaron aún más el carácter inter-vencionista de la psicología social; la dinámica de grupos se desarrolló parabuscar tanto la manera de crear equipos de trabajo más efectivos, comopara desarrollar proyectos de desarrollo en comunidades desfavorecidas.
Tanto si se está en la vertiente de la “psicología social psicológica” (con
un interés por los aspectos cognoscitivos en un nivel intraindividual y unametodología experimental) como si se está en la vertiente de la “psicologíasocial sociológica” (con intereses en las relaciones, en un nivel colectivo yreconociendo en su metodología la dimensión histórica de los ‘objetos’ deestudio), cada vez se ha creado una manera de intervenir en el mundo yunos efectos que se desprenden de cada intervención. Esto es quizá lo másrelevante. Por ejemplo, los temas que investigó en sus orígenes y los queinvestiga actualmente, nos ilustran las maneras de intervenir en el mundo
GIL-JUÁREZ, ET AL. / HAGO, LUEGO EXISTO / 203
y los efectos específicos que se desprenden de ellas; sabemos qué posibili-dades de acción genera cada intervención, que a su vez responden en cadacaso a una visión de mundo distinta. Al principio, la gran preocupaciónde la psicología social era el mantenimiento del orden social y la preguntaera qué nos mantiene unidos. Luego la preocupación fue la transforma-ción social y la pregunta fue cómo y qué cambiar (aunque mucho de estecambio fuera ‘programado’ y en ocasiones, sin tener en cuenta a los sujetosde cambio). Incluso, la psicología social radical ha puesto mayor énfasis enlos aspectos políticos que en los epistemológicos o metodológicos, y es unapsicología social implicada en los procesos de emancipación y cambiosocial, no sólo en el sentido de introducir cambios, sino también en elsentido de la propia transformación como práctica social (Íñiguez 2000;Garay, Íñiguez y Martínez 2001) 12, donde el énfasis no está en las pregun-tas, sino en las prácticas, en las acciones.
Conocer la historia de la psicología social es tener ganas de cambiar La
Historia con mayúsculas. El cómo elegir entre las diferentes posibilidadeses tener claro que cada vez que se ha posibilitado, limitado, generado oensanchado las posibilidades de la acción humana, en un sentido u otro,se ha respondido a una visión de mundo, la de sus psicólogos sociales quela han practicado, la ejercen y la estudian. El cómo elegir entre las diferen-tes posibilidades es una cuestión ética con efectos políticos. La concienciade los efectos que la generación de conocimiento provoca sobre la vida delas personas ha llevado a muchos psicólogos sociales a preguntarse quéhacen, quiénes son, para quién trabajan y con quién en cada situación. Elcientífico social no sólo es un ingenuo buscador de la verdad (si es quealguna vez lo fue), a quien no le incumben los efectos de su producción de“verdades”, sino que se interroga constantemente, en un trabajo de re-flexividad que a veces ha sido cuestionado por deletéreo, sobre los efectosque causará su aportación sobre la gente con la que trabaja. El cono-cimiento social produce efectos como el enlightenment, mencionado alprincipio, o la normalización, con la que se ‘dicta’ cómo deben hacerse lascosas en el acto de describir como son. Estos efectos vienen juntos en elmismo paquete. Al igual que los efectos como el cambio social dirigido enpaíses en vías de desarrollo y los ’círculos de calidad’ en las empresas mejorlideradas con gestión por procesos. Todo depende de cómo y por quiénse interpreten los hallazgos y de cómo y quién los genere.
Hay otra posición con voluntad de transformación social en la psi-
cología social y es justamente la de posibilitar, procurar el pensamiento delo posible, frente a lo que se supone real o tendría que serlo. Señalar loposible por encima de lo real es una cuestión política. Si en el presente sereconoce la capacidad de actuación de los sujetos en la construcción de susproyectos; si la propia disciplina y el conocimiento que produce no sededican sólo a reconstruir el pasado o a describir el presente, sino que
204 / LUDUS VITALIS / vol. XV / num. 27 / 2007
ayudan a vislumbrar las posibilidades de futuro —desde el presente— yconstruyen los proyectos posibles, significativos y propios de la diversidadsocial 13, lo posible sería entonces una necesidad. Ni el presente ni el futuroestarían ya esbozados ni definidos, de manera que simplemente la predic-ción y el control pudieran aprehenderlos. Ya sea que las posibilidades seanel estudio de las formas de gobierno, las epistemologías feministas, losestudios sobre la globalización, sobre las emociones y la afectividad, sobrela cibersociedad, etc., no hay a partir de ahí una sola interpretación de larealidad, hay de hecho varias realidades, los proyectos que enriquecen lasposibilidades históricas, culturales y sociales. Se trata de poder recuperarlas necesidades, las propuestas, los sentires que la sociedad tiene en símisma para convertirlas en posibilidades.
1 Se puede consultar el artículo en castellano en: Kenneth, J. G. (1998). La
psicología social como historia, Anthropos (177): 39-49.
2 Blanch, J. (1998). “Retos, dilemas y paradojas de una psicología científica, social
y aplicable”. En A. Martín (ed.) Psicología comunitaria. Fundamentos y aplicacio-nes. Madrid: Editorial Síntesis, pp. 183 - 192.
3 Collier, G.; Minton, H.L. y Reynolds, G. (1996). Escenarios y tendencias de la
4 Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos
5 Rappaport, J. (1977). Community Psychology (Values, Research and Action). New
6 Ignacio Martín-Baró (1990). Psicología de la liberación para América Latina.
Pacheco, G. y Jiménez, B. (comp.). Guadalajara: ITESO-Universidad deGuadalajara.
7 De la Rosa, G.; Meza. H. y Vázquez, J. (comps.) (1988). Historia de la psicología
social. Volumen I. México: Universidad Autónoma Metropolitana.
8 El listado no es casual, es un fragmento del listado de mesas del X Congreso
Nacional de Psicología Social (del Estado Español).
9 Ibáñez, T. (2006). “El cómo y el porqué de la psicología social”. En Tomás Ibáñez
(coord.). Introducción a la psicología social. Barcelona: Editorial UOC.
10 Ibáñez, T. (1990). Aproximaciones a la psicología social. Barcelona: Sendai Edicio-
11 Lewin, K. (1946). “Action research and minority problems”. Journal of Social
APPENDIX A: SUMMARY OF PRE-CLINICAL AND HUMAN DATA ON OI DRUGS IN PREGNANCY FDA PREG- PLACENTAL CONCERNS IN HUMAN RECOMMENDED USE IN REPRODUCTION PREGNANCY PREGNANCY CATEGORY (NEWBORN/M teratogenicity in mice, rats, or rabbits at human levels. mice later in the neonate with use in later pregnancy. reported with streptomycin but not with amikacin. good out
Herbert Marcovich CONTROVER S ES 221 Relier la Mer rouge à la Mer Morte Entreprise de PAIX ? Herbert Marcovich Herbert Samuel Marcovich, né en 1920 au Caire en Egypte était directeur de recherche honoraire à l’institut Pasteur et au CNRS. Très engagé dans le e projet pharaonique imaginé dans les mouvement Pugwash, dont il devint années 70 par le physicien